domingo, junio 29, 2008

DOS FOTOGRAFÍAS

Nota del Blogguista

Dada la ascendencia que siempre ha tenido Fidel Castro sobre su hermano Raúl, todas estas supuestas ¨diferencias ¨persiguen ir ganando tiempo para consolidar la continuidad de la Revolución para cuando falten Fidel y Raúl. El objetivo es que el pueblo en su inmensa mayoría siga cruzado de brazos esperando que las cosas cambien por si solas.
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DOS FOTOGRAFÍAS.

Los Castro y los Kirchner

Por Vladimir Gessen

Los Castro. Cuando Fidel rechazó el levantamiento de sanciones de la Unión Europea a Cuba y dijo: “No seré nunca jefe de una fracción y no puede deducirse que haya pugnas dentro del partido”, seguramente estaba pensando que él todavía es el comandante en jefe y, aunque no lo es, consiguió su objetivo de sabotearle una victoria política al gobierno de Raúl, aunque días más tarde trató de remedar el capote “pontificando” que Raúl “lo hacía bien”.

Raúl aprendió la lección: mientras viva Fidel, en su egolatría, jamás le permitirá que lo haga mejor. A Fidel no le importa si para lograrlo coincida con el exilio cubano y con los disidentes dentro de la isla, quienes protestaron la suspensión de las sanciones por ignorar las vigentes persecuciones, la violación de los derechos humanos y la ausencia de libertad que fueron las razones para imponerlas.

Obviamente a Fidel lo guían razones más viles porque ese es su legado: la perversión en la política llevada a la máxima expresión.

Para colmo de Raúl, mientras su gobierno hilaba fino con lo del supuesto cambio y movía su aparato diplomático, para lograr que Europa le diera esta oportunidad, Fidel en el mismo escrito da el siguiente mensaje: “Escribo porque sigo luchando, en nombre de las convicciones que defendí toda mi vida”.

O lo que es lo mismo que decir que Fidel lucha contra Raúl porque no es un hombre de convicciones ni defiende la revolución… Pienso que no es precisamente el “imperialismo” quien hoy desea o espera que Fidel se calle.

Los Kirchner. La crisis del campo ha puesto en jaque al primer matrimonio de Argentina. Un impuesto a los productores, que el Gobierno necesita para dar subsidios y hacer obras públicas, coloca en el tapete la carga que lleva por dentro el país austral.

Las encuestas señalan que a Cristina y a su esposo Néstor, apenas les queda un 30% de popularidad.

A diferencia de Chávez, no tienen el barril sin fondo que representa el petróleo para sacar dinero y calmar el hambre, las necesidades y las ansias de un pueblo que no encuentra vías de trabajo, de estudio, de creación y de producción para salir de la pobreza.

El Gobierno argentino impone aranceles porque requiere fondos y no los tiene. Los productores no quieren pagar más impuestos porque afectan sus mermadas ganancias. ¿Cuál es la salida?

Una: ¿Acudir a Chávez?, quien ya compró gran parte de la deuda externa del país austral. Sospechamos que no será posible, al menos en la cuantía requerida, porque ahora Venezuela atraviesa un período de exigencias sociales, políticas, económicas y militares que necesita solventar y no podría, aunque quisiera, resolver el problema de los Kirchner.

Dos: ¿Profundizar en una revolución y expropiar a los dueños de las tierra? No consideramos que los Kirchner tengan la fuerza ni el liderazgo para hacerlo. Además son los productores del campo quienes han asumido la vanguardia de los posibles cambios sociales que demanda el pueblo argentino. Lo que nos lleva a la próxima probable salida.

Tres: ¿Que los productores y la clase media se sigan organizando y en las siguientes elecciones ganen el gobierno? Puede ser. Es la alternativa sin violencia y en dirección democrática.

Cuatro: La cuestión es que el enfrentamiento entre los Kirchner y los productores lleve a la Argentina al caos: el pueblo en armas, los militares, la anarquía. Esperemos que los argentinos no sean suicidas.

Firmas Press. El autor es analista político y psicólogo venezolano