jueves, junio 28, 2012

Recordando al joven pandillero político Fidel Castro Ruz. Entrevista de Antonio Rafael de la Cova con Mario Salabarría Aguiar el 7 de diciembre de 1983.

Entrevista a Mario Salabarría

Tomado de http://www.latinamericanstudies.org



Entrevista de Antonio Rafael de la Cova con Mario Salabarría Aguiar,el el  3056 S.W. 17 St., Miami, Fla. 33145, el 7 de diciembre de 1983.

A Fidel Castro lo conocí estando el en la universidad. Yo estaba en la policía. Desde que él llegó, los elementos más afines a él eran los que iban a la universidad no para estudiar, sino para perturbar. Sus amigos allí eran del mismo temperamento y de la misma proyección. Yo era comandante jefe del Servicio de Investigaciones Extraordinarias de la Policía Nacional. Yo me dedicaba exclusivamente a la represión política, la persecución del delito político.

Yo voy en el automóvil mío cuando empiezan a circular por la radio un automóvil tripulado por dos individuos que eran elementos peligrosos y que se tomaran precauciones al momento de detenerlo. Estoy en ese momento en la esquina de F y 23 en El Vedado esperando la luz verde. Cruza un automóvil que viene de la calle E y sube por la calle J hacia la universidad, cuando el chofer me dice: “Comandante, ahí va el automóvil que acaban de circular por radio.” Cuando nos acercamos me dice, “el que va manejando el carro es Fidel Castro.” Cuando paso por la universidad para doblar atrás del carro, veo unos policías en la cadena que cerraba el paso a los automóviles y le pregunté a un policía amigo que había sucedido. “Fidel Castro ha hecho unos disparos en una asamblea en la Escuela de Derecho”, me dijo. Eso fue en mayo o junio de 1947 [abril 27, 1947]. Lo seguimos hasta que paró en una casa en la calle Mazón, que es donde él vivía, y me bajé con un arma en la mano y le dije, “Párate ahí”. El se paró, y entonces iba manejando Aramis Taboada, lo registré y a él le ocupé una pistola 45 y Aramis Taboada un revólver 38. Todavía estoy esperando el juicio ese, no me han citado a mí.

Estos casos no iban a juicio porque había un individuo en el Tribunal de Urgencia, de apellido De la Ville, quien por veinte pesos le sacaba determinadas piezas a las armas para hacerlas inservibles. Entonces el abogado defensor pedía un perital para determinar si el arma era usable. Cuando el peritaje era negativo, que el arma no podía disparar, sobre seguían el juicio.

Detuve a Fidel y resultó que vivía en una casa de huéspedes de una familia de apellido Lamar, registré la habitación donde él vivía, y no encontré nada allí. Me lo llevé arrestado para el departamento mío, levanté el acta, y lo remití al Tribunal de Urgencia sujeto a la pistola que le ocupé, y a su vez di cuenta al Juzgado de Instrucción de la Cuarta del hecho que había cometido en la universidad. Así fue como yo personalmente lo conocí a él. Su actuación en la universidad la conocía porque como Manolo Castro era presidente de la FEU, conocía que estaba allí con un elemento gangsteril. Inclusive, me dijo un individuo que él (Fidel) había estado detenido en la Oncena estación del Cerro porque él había tratado de secuestrar al doctor Coro, que era decano en la Facultad de Odontología y que estando detenido en la oncena estación, llegó un individuo que era comandante de la policía, Ignacio Mendieta que era amigo de él, y habló con el doctor Coro y los dos marineros que lo habían arrestado, porque los marineros iban en una guagua y ven en la máquina que resultó del doctor Coro, una trifulca entre dos individuos, se bajan de la guagua, lo detienen y se lo llevan preso a la oncena. Mendieta, que era amigo de él, arregló el problema.

Se habla y se dice de la participación de Fidel en la muerte de Manolo Castro, pero yo no puedo asegurarte nada. Lo único cierto que hay, que el individuo que le tiró a Manolo Castro. Gustavo Ortiz Faez, que en este momento tiene un alto cargo en la DISIP venezolana, que lo detuvieron a una cuadra de allí, cuando estaba preso en la tercera estación, la primera persona que llego allí a interesarse por el preso fue Fidel Castro. La muerte de Manolo fue a las doce de lanoche. Eso se comentó entre la policía. Ortiz Faez era ahijado de Paulina Grau, porque los Faez son de Matanzas y Paulina era de Matanzas.

Yo sabía de la existencia del MSR y aquello de Cayo Confites, en lo que yo cooperaba pero en otro plano, no como militante. Yo no era miembro del MSR. Mucha gente piensa que como Rolando Masferrer era amigo mío, y Manolo Castro era amigo mío, que fueron los que organizaron eso, pues pensaron que yo estaba en eso, pero yo estaba en la policía, porque eso me involucraba en otras cosas que no eran factible. Rolando y Manolo fueron los organizadores del MSR. Eufemio Fernández no estaba en el MSR, aunque estuvo en lo de Cayo Confites y tuvo un incidente bastante violento con Fidel allí. Cuando yo salí en libertad en 1979 por la causa contra el gobierno de Fidel Castro, hubo una Conferencia de los No-Alineados en La Habana y hubieron dos o tres dominicanos, y uno de ellos dijo que Fidel lo había nombrado ayudante de él. Dicen que Eufemio le dio una galleta a Fidel, pero no me consta, y aquello culminó con el fusilamiento de Eufemio [en La Cabaña, abril 19, 1961]. Cuando Fidel tuvo en la universidad la Campana de la Demajagua, que se la prestaron los veteranos de Manzanillo, Eufemio y un grupo se la robaron de la universidad. Cuando Fidel fue a buscar la campana al día siguiente para formar el escándalo, se encontró que no había campana, y aquello fue una cosa terrible. Eso fue en el 1947. No se donde la escondieron porque cuando eso ya yo estoy preso. Se la entregaron al general Loynaz del Castillo, que estaba en ese momento de presidente de los veteranos.

No te puedo decir si Fidel militó o trató de entrar en el MSR porque yo estaba en la policía. Que yo sepa, no estuvo en el MSR. Fidel funcionó dentro de esos del UIR [Unión Insurreccional Revolucionaria], como este muchacho [Rafael] Díaz-Balart también estaba con ese grupo. Díaz-Balart no era de la UIR, pero como era el cuñado. . . Orlando Bosch era de la UIR, muy amigo de Fidel, y hablaba mucho por radio con Fidel. Orlando fue presidente de la Escuela de Medicina.

(Fidel Castro, Enrique Ovares, Chino Esquivel, Gustavo Ortiz y otros. Foto, video y comentario del bloguista de BC)

Yo no sé por qué motivo un grupo de estudiantes del Instituto fue a la universidad en plan de agresión. Entonces Fidel, que estaba en sus inicios en la universidad, fue uno de los que le tiró a Leonel Gómez. No se cual fue el motivo, pero se que él le disparó a Leonel Gómez. Me luce que el aún no estaba definido dentro de la corriente aquella que había dentro de la universidad, porque la agresión a Leonel Gómez significaba la agresión a un grupito de bonchistas del Instituto de La Habana.

A mi me dijo este señor amigo de él, que lo que lo había hecho variar en relación conmigo, y con los que él consideraba amigos míos, fue cuando yo detuve a su hermano Pedro Emilio [Castro Argota], que trabajaba en Comunicaciones, y le ocupé once mil y pico de pesos en giros postales y cheques que se hurtaban allí. El trabajaba en la selección de la correspondencia. Esos eran valores sin certificar que mandaban la gente del interior y ese trabajo de selección lo hacía un grupo de empleados que usaban una luz para ver si había cheques adentro de las cartas. Me acuerdo que fue una causa bastante difícil, que tampoco nunca me citaron a juicio porque hubo que levantar ochenta y pico de actas a cada uno de los perjudicados que mandaron cheques.

Mario Muñoz tuvo un altercado en la granja de Siboney antes de ir al Moncada. Le dijo a Fidel que iba a mandar a la gente a la muerte, que el plan era un desastre. Eso me lo dijo Orlando Castro [García], que estuvo preso conmigo.

Yo no creo que Fidel haya ido a matar a [Oscar] Fernández Caral, por la sencilla razón de que Caral lo conocía a él. Era muy riesgoso jugarse la carta de que Caral iba a quedar muerto y no iba a hablar de él, mas que la muerte de Caral fue en pleno día, en la puerta de su casa. Además, ese barrio de Infanta hacia la universidad es un barrio de estudiantes, donde Fidel era conocido. No comparto esa opinión al hacer esa deducción. Lo lógico es que si lo ve venir, se quite de la puerta, porque sabe que es enemigo. No creo que Fidel sea tan valiente para ir a arriesgarse de esa forma donde es tan fácil detectarlo. Caral era sargento de la policía en la universidad y siempre estuvo al lado de Manolo Castro. Caral era un individuo en la universidad muy definido frente a todos ellos. El hermano de él [Adolfo A. Fernández Caral] es médico y está aquí, y el hermano dice que él esta seguro que fue Fidel Castro quien lo mató. El es médico urólogo de la Clínica “La Gran Familia” en Flagler, entre 27 y 26. Como motivo de ese hecho detuvieron a un individuo que era portero de un cine, el Astral o el Infanta, que salió retratado en el periódico, y efectivamente, el tipo se parecía mucho a Fidel.

El viaje de Fidel Castro a Bogotá fue una cosa muy especial. El aspira a presidente de la FEU, y quien sale electo es Enrique Ovares. Como ellos le tenían cierto respeto a Fidel, ellos tramitan a Fidel y lo incluyen en la delegación de la FEU que va a Colombia. Hay quien dice que fue porque conocía lo del Bogotazo, todo eso es mentira, su viaje fue de acomodamiento. El lo que si estaba armado. Pero Fidel se cuidaba de Rolando Masferrer porque ya había sucedido la muerte de Manolo Castro y él estaba preocupado con ese problema, y tenía miedo que le fueran a hacer algo.

El atentado a Rolando Masferrer fue en el capitolio, se que le tiraron en su casa, pero el que recuerdo fue en el capitolio. A la salida de una reunión, por la puerta que daba a la calle Industria, lo fueron a agredir, lo que pasa es que Rolando se dió cuenta porque la máquina estaba situada en la calle y esa era una entrada de luna. Ellos situaron un billetero en la misma puerta de la salida del capitolio donde las máquinas entraban a recoger las personas. El billetero estaba bajo techo y la máquina afuera. Rolando ve el billetero, quien entonces le pregona un número, “número tal, que se juega mañana”, y Rolando se da cuenta que no había sorteo al día siguiente, y con la misma, sacó la pistola, le tiró al billetero y lo mató. Entonces se dió cuenta que no era un billetero, sino un individuo que estaba avisando su salida del capitolio. Rolando hizo un disparo al bombillo, porque ya estaba oscureciendo, y ahí se formo el tiroteo. Ese atentado se lo oí yo contar a Rafael del Pino personalmente, quien fue el que dirigió el atentado. La mujer que estaba ligado a todos ellos está aquí, se llama Eva Gutiérrez.

Ese atentado fue siendo Prío presidente, porque había una reunión de un grupo de representantes que Prío los había dejado fuera de las responsabilidades del gobierno, y ese grupo que hicieron le decían el Grupo de Cangrejera, porque uno de ellos vivía en el barrio Cangrejera en Marianao. Según le oí a Rafael del Pino, ellos estaban situados en un garage en Industria y Dragones. El individuo que les aviso cuando se terminó la reunión y que ya iban a salir fue un representante de ese grupo, Guillermo Ara, que murió aquí. Cuando Ara le avisa a del Pino, los carros avanzan hacia el capitolio, y cuando Rolando sale, ellos van entrando en la luna, que es cuando el billetero pregona el número, Rolando lo mata y dispara al bombillo del portal del capitolio. Los carros no llegaron a entrar, empezaron a tirar desde afuera, a una distancia de quince metros. Yo se lo oí contar a Rafael del Pino en La Cabaña a un grupo de personas, porque yo dormía cerca de él. Yo estoy seguro que del Pino se ahorcó, porque estaba muy perturbado. Yo lo vi en Guanajay hacer dos o tres veces un simulacro de suicidio. En una ocasión amarró una soga y se la puso al cuello, levanto una silla sobre unos cajones y dijo que nadie se le acercara o si no se ahorcaba. Primero él empezó con una obsesión que quería hablar con Fidel, y se lo decía a todos los presos en Guanajay. Nosotros no teníamos acceso a donde él estaba, que era en la enfermería, pero si conocíamos los detalles por los presos que trabajaban allí y vieron aquello. Entonces lo llevaron a Seguridad de Estado y cuando llegó me dijo a mí que había hablado con Fidel y estaba muy esperanzado, y empezó a hacerse la idea que había resuelto su problema. Mi impresión personal es que él no habló con Fidel, sino con Abrahantes por lo que pude captar. El estuvo muy esperanzado hasta que nos llevaron a Melena, donde dos veces se encaramó en el alambrado, pero ya los guardias tenían órdenes de no tirarle y lo capturaban. El estaba loco. Una noche se tomó un veneno y lo llevaron hasta Güines para hacerle un lavado de estómago. El nunca supo que los americanos estaban planeando soltar a los presos. El tenía una locura violenta. De pronto se quitaba la ropa, y él tenía un problema en la vejiga, y andaba con un depósito para su orine, y se safaba el pito y cogía la botella, que la gente le decía la “granada” de Rafael, y amenazaba con tirarla a quien se le acercara. El estaba muy mal. Cuando el accidente del avión, a él le dieron un balazo que lo dejaron muy mal.

Cuando pusieron en libertad a todos en 1961, me soltaron a mí el 30 de junio de 1961. Yo estaba operado de un cáncer en la pierna derecha, y estaba ingresado en el hospital Curie, donde me dieron la libertad. Después me detuvieron, acusado de atentar contra Fidel el 22 de junio de 1965. Tuve oportunidad de salir de Cuba, porque a ellos le interesaba mi casa, y no ofrecieron que nos fuéramos, pero yo no me quise ir. Cumplí un total de 28 años de presidio, sin contar un año que estuve preso contra Machado del 1931 al 1932. Tenía 17 años, y estaba conspirando contra Machado con el Directorio del Instituto de La Habana que nosotros fundamos en octubre de 1930.

A Rolando Masferrer lo conocí en 1936 cuando él pertenecía a Joven Cuba, y después se fue para la guerra en España. Cuando regresó lo vi en la universidad, y militaba en el partido comunista.

El bonche universitario lo formaban Juan González Andino, que está aquí, y otros. Mi hermano Julio estuvo en el MSR, y también en la Legión Revolucionaria de Cuba, donde yo estuve también, porque lo organizamos en 1934 con Manolo Castro, Antonio Acosta, René Moreno Guitart, que murió hace poco, Casimiro Menéndez, que lo mataron, y un grupo que surgimos del sector estudiantil, y casi siempre luchamos juntos en los otros procesos, contra [Fulgerncio] Batista.

Genovevo Pérez venía relacionado con [Rafael] Trujillo, y aprovecha el problema de Orfila para dar la sensación que nosotros teníamos una conspiración, de acuerdo con Cayo Confites, para derrocar el gobierno. El recibió, y Rolando lo dijo en la Cámara, un millón de dólares de Trujillo por desbaratar la expedición de Cayo Confites. Inclusive Rolando dio en una sesión de la Cámara el número de la cuenta y el banco donde el tenía su dinero depositado en Cuba. Cuando lo de Orfila, Genovevo estaba esa noche en Washington y regresó esa madrugada. Lo de Cayo Confites lo desbaratan al día siguiente o a los dos días, más o menos. Grau es el que da la orden de intervenir, porque él conoce todo el proceso de Orfila, porque Grau inclusive ha tenido en su poder la orden de detención que me dio el juez. Cuando ya es tarde, que el tiroteo es bastante grande, llama al jefe del ejército y le dice que vaya allí a intervenir. Grau no intervino previamente porque él sabía lo que había. Lo que pasa es que como el tiroteo dura tanto, como es natural, no puede permanecer al margen de la cosa, y llama al jefe del ejército para que vaya allí y ponga fin al tiroteo. Lo que da origen al problema de Orfila es la muerte de un capitán del ministerio de Salubridad, Rafael Ávila Ávila. Cuando lo matan, el jefe de la policía me va a ver y me dice que es un hecho que hay que investigar, que el presidente está interesado en eso, y le dije que si el Presidente lo ordena, iba a actuar en esa investigación. Voy a buscar los individuos que están detenidos como testigos presenciales y los interrogo y trabajo con las fotos que tengo, logro determinar quienes son los individuos que actuaron en ese hecho. Entonces llamo al jefe de la policía y le digo, “dile al presidente de la República que hay esto y esto, y los autores son fulano y mengano.” El jefe de la policía lo ve y Grau le dice “dile que proceda.”

Por la mañana levanto las actuaciones y lo presento al juzgado, y el juez me da la orden de detención contra ellos. Entonces busco al jefe de la policía y le digo que le lleve el mandamiento judicial al presidente. Se lo lleva al presidente, quien le dice: “Dile a él que lo cumpla.” Lo que pasa es que cuando fui al juicio no me pude poner a estar diciendo que el presidente me mandó. La situación es grave, porque el jefe del ejército prácticamente ha dado un golpe de estado. El presidente está en ese momento en precaria. Aunque yo estoy preso, me doy cuenta de lo que está ocurriendo allí en el campamento de Columbia. Genovevo prácticamente dió un golpe de estado. Genovevo tuvo prisionero a Grau en Palacio aproximadamente como quince días, porque el jefe de la guardia era un coronel que le había puesto Genovevo. Eso fue cuando lo de Orfila y Cayo Confites. Eso nadie lo sabe, porque son cosas que nadie las ha comentado. Además, Grau tenía a veces pérdida de memoria, lo que muy poca gente sabe. Por ejemplo, él estaba leyendo un libro y cuando le daba eso marcaba el libro para no olvidarse. Grau estuvo como cuatro días con pérdida de memoria total. Usaron lo de Orfila como excusa para acabar con la expedición de Cayo Confites. Trujillo le dio un millón de dólares a Genovevo para que pusiera fin a Cayo Confites. Aunque el gobierno americano también presionó, lo que decidió la cosa fue el soborno. El gobierno americano respetaba a Grau. Orfila fue el 15 de septiembre, y a los tres o cuatro días desbarataron lo de Cayo Confites. Genovevo sabía que yo era un elemento vital en lo de Cayo Confites: resolví la estancia de los aviones que iban a bombardear Santo Domingo; resolví el problema del financiamiento con Alemán, y otras cosas. Aunque yo no figuraba en el grupo de dirigentes, pero las cosas que había que hacer, como hablar con el presidente o el jefe de la Marina de Guerra, lo hacía yo. Allí no podían llegar cinco o seis aviones sin que el presidente no lo conociera, y había que tenerlos en un aeropuerto con amplitud, como el del Mariel. Todo eso yo lo resolví.
Genovevo vivía preocupado con la cosa mía porque yo nunca fui elemento afín a él. Lo que veía en Cayo Confites eran enemigos de él. Genovevo está aquí en Miami. Carlos Prío lo retira porque lo agarra conspirando con Trujillo contra él. Genovevo manda a un coronel de la aviación a Santo Domingo, y el elemento revolucionario allá lo detecta y le avisa a Juan Bosch que un avión del ejército cubano ha llevado un coronel que ha ido a entrevistarse con Trujillo. Agarran al coronel, que era el jefe de la aviación, lo interrogan, y admite que fue. Carlos Prío se metió en Columbia a las dos de la mañana, rompió unas ventanas del estado mayor y se metió allí.

Grau no intervino en lo de Cayo Confites, porque ya prácticamente era un prisionero en Palacio. La guarnición de Palacio era puesta por Genovevo. Estuvo como cuatro días con pérdida de memoria total. Cuando salió de ese estado mental, mando a buscar a Genovevo, quien no fue. Entonces Grau mandó a buscar al general Gregorio Querejeta, que era el segundo del ejército, a quien ordena que se haga cargo de la jefatura del ejército. El negro Querejeta, que es muy inteligente, no le gusta la posición, que es un poco violenta, y le pregunta si lo autoriza para traerle a Genovevo Pérez Dámera ante él, y Querejeta se lo llevó. Allí Grau le dijo horrores a

Genovevo. Ese proceso lo conozco por Alemán, que estuvo allí presente. Yo convencí a José Manuel Alemán para que financiara todo lo de Cayo Confites. Yo me imagino que Grau tiene que haber pensado que se produjera lo de Orfila, pero no hubo tal intención. La gente ha creado un ambiente en cuanto a que Grau provoco eso, y a sabiendas intervino en eso, pero no hay nada de eso. Grau estaba ajeno a eso. En primer lugar, él sabía que eso le podía traer un problema en definitiva, y en segundo lugar, que Grau no estaba en esa. Yo era probablemente el único oficial de la Policía que tenía acceso al presidente sin tener que pedir conducto reglamentario para hablar con él. Los ayudantes de él tenían órdenes que cuando yo llegara y solicitara entrevista con él, enseguida me la dieran. A veces yo llegaba y me encontraba al vicepresidente o una serie de Ministros esperando y le decía al ayudante “Necesito ver al Presidente”, y he pasado primero que ellos. Claro, él tenía interés en hablar conmigo porque yo tenía un departamento de información y él funcionaba con eso. Yo fundamentalmente me dedicaba a la represión política. Yo acusé al Ministro de Comercio de Cuba, en una operación con la Argentina de azúcar por cebo, con el presidente de los Hacendados y de los Colonos, y destituyeron al ministro. Durante la guerra se llamó el Servicio de Investigaciones de Actividades Enemigas y al terminar la guerra se reestructuró y se llamó Servicio de Investigaciones Extraordinarias de la Policía Nacional. Eufemio Fernández era capitán en jefe de la Oficina de Control de la Policía cuando existía el Servicio de Investigaciones de Actividades Enemigas, que investigaba el delito común y la cosa política.

Cuando Batista fue a inaugurar una planta eléctrica al presidio de Isla de Pinos, que no era tal inauguración, sino una planta que habían reparado, y cuando pasó por detrás del pabellón donde estaba Fidel, ellos empezaron a gritarle. Era el pabellón dos. Fidel estaba con todo el grupo, y después de eso es cuando lo aíslan y lo meten en una celda, con un preso común que era su cocinero. Era un negro con los pies muy anchos y le decían “patas de plancha.” Cuando ellos le gritan a Batista, el mayor del edificio, Salustiano González, que le dicen “Cebolla”, golpea a Fidel. Después lo condenaron a muerte y por poco lo fusilan. Cuando yo caí preso cuando Fidel, estuve preso en ese pabellón, y “Cebolla” era quien me llevaba la comida a la celda. El fue quien me lo dijo. Fidel le echó la culpa al capitán Juan M. Capote Fiallo, a quien fusiló. Capote fue quien dio la orden para que los presos comunes lo golpearan, porque invita al presidente, y allí le forman un escándalo. Yo estaba en La Cabaña cuando lo fusilaron.

Yo hable con Orlando Castro en presidio sobre lo del Moncada. El es un elemento serio. Hay otra gente que agranda las cosas, y agregan. Lo del robo de automóviles me lo dijo un preso común, José Sánchez Fernández, apodado “Veinte a Diez” que lo utilizaron para ese robo de autos que llevaron al Moncada. El me hablaba de [Raúl] Martínez Ararás. Sánchez cayó preso en uno de los robos de autos en Matanzas, y Fidel fue como abogado y se lo resolvió.

Fidel utilizó el grupo de la UIR como protección. Después ocurrieron cosas, pero ya yo estaba preso. A Rolando Masferrer le hicieron un atentado cuando vivía en 17, entre 12 y 10. El otro atentado que le hizo Rafael del Pino lo oí cuando él les hacía el relato a otros presos, aunque él no me vio.

Yo estaba en el Directorio del Instituto de La Habana cuando el 4 de septiembre de 1933, y nosotros cooperamos con los militares. Yo viví el proceso político de Cuba, no porque me lo contaron, sino porque estaba ahí. Si yo hubiera sido un individuo que escribe, me pasaría la vida escribiendo de las cosas que he visto. Muchos de los que las vieron conmigo están muertos.

Cuando cae Machado, los militares van a las estaciones de policía a supervisarlas. Muchos grupos del ejército estaban conspirando contra Machado, y nosotros conocimos a uno de esos grupos de sargentos que estaban conspirando. Nosotros sabíamos que se iba a dar el golpe, y éramos entre los primeros en estar allí. El verdadero hombre de Columbia era Pablo Rodríguez, presidente del Club de Alistados, lo que pasa que Batista era más inteligente, más hábil, y con don de mando. Me acuerdo cuando llegó Manuel Benítez, que cuando aquello los oficiales usaban polainas, el padre de Benítez era coronel jefe de Pinar del Río cuando Machado, y Benítez fue a Hollywood donde le dieron un papel de extra, sin ser artista. Cuando volvió a Cuba, el padre lo hizo segundo teniente sin haber pasado por academia. Ese es el Manuel Benítez que está aquí. Yo nací en 1914, así es que cuando aquello tenía 19 años. Empecé a luchar en 1930, cuando tenía 16 años. Me acuerdo que Benítez dijo: “Sargento, yo quiero ser uno igual que ustedes,” y se quitó las polainas que usaban los oficiales. El llegó allí sin mando ninguno. El fue quien mató a Mario Hernández en Pinar del Río, cuando éste comenzó a conspirar contra Batista.

******

Federación Estudiantil Universitaria FEU (1946)


Vemos a un grupo de personalidades de esta organización. Destacan: Mario Salabarría y Manolo Castro.