jueves, agosto 29, 2013

Dr. Eloy A. González: Cuba, la CIA y México

Cuba, la CIA y México.

Por. Eloy .A. González.


Un documental  sobre el ya fallecido ex agente de la CIA, Philip Agee, han sido presentados en Cuba, se trata de un material documental sobre el paso de este agente por la agencia y su deserción. Agee fue un agente y escritor, mejor conocido por ser el autor del libro, Inside the Company: CIA Diary (1975), relatando sus experiencias en la Central de Inteligencia Americana (CIA).

De la presentación de este documental se desprende una afirmación que merece ser considerada muy por encima de las especulaciones que siempre surgen cuando de teorías conspirativas se trata; me refiero a la afirmación según la cual  la CIA le pidió al gobierno de México que no rompiera relaciones diplomáticas con Cuba; la CIA no quería tener todos los canales cerrados con Cuba, y “le dio la misión a México de mantener uno abierto”. Se atribuye esta afirmación al ex agente Philip Agee pero el asunto es más complejo, veamos.

En la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, celebrada en Punta del Este, Uruguay, se propuso la expulsión de Cuba de la OEA y la eliminación del comercio de armas con la isla, iniciativa que no apoyó el gobierno mexicano. En la Novena Reunión, celebrada en Washington en 1964, se estableció el rompimiento de relaciones diplomáticas por parte de las naciones americanas con Cuba y la suspensión de todo tipo de intercambio comercial. México fue el único país que votó en contra y no rompió relaciones con el gobierno de Castro. Es importante señalar que la diplomacia mexicana se apegó al principio de no-intervención porque así no le otorgaba poderes excesivos a la OEA y mantenía cierta independencia de criterio frente a Estados Unidos. Véase Rafael Velázquez, op. cit., pp. 95-96 y Olga Pellicer de Brody, México y la Revolución Cubana, El Colegio de México, México, 1972, pp. 46-49.

Siempre se argumentó que esta fue una decisión del gobierno de México apegado al no intervencionismo. Esto cuando en realidad el gobierno de Fidel Castro se estrena como un gobierno promotor de la subversión y practicando la intromisión más descarada en los asuntos internos de otros países. Algo que ya se había ensayado en Venezuela.

Fue así que antes de la Reunión de Punta del Este el 11 de noviembre de 1961, el Presidente Rómulo Betancourt en Venezuela formalizó el rompimiento de relaciones diplomáticas con Cuba.

Era una decisión que estaba ya decidida desde antes de romper relaciones, pero hubo una pausa debido a razones humanitarias: cerca de un centenar de asilados estaban asilados en nuestra Embajada, cobijados bajo nuestra bandera. No se quería entregarlos indefensos a las represalias de un régimen para el cual el desmán y el irrespeto a la persona humana no tenían límites, como lo evidenciaba incuestionablemente la práctica de fusilamientos ante “el paredón”. Una vez que México aceptó trasladar a los asilados –hombres, mujeres y niños- a su sede diplomática, se produjo el rompimiento en la fecha arriba especificada. Además de que el Gobierno de Coalición tenía conocimientos de la participación de Cuba en los eventos subversivos de Venezuela, hubo muchos hechos y actitudes del gobierno cubano que revelaban una desafiante agresividad frente a Venezuela, a sus gobernantes y a sus instituciones democráticas, que obviaremos en mérito a la brevedad y para evadir lo anecdótico. La democracia rompe con la dictadura de Cuba. Alberto Rodríguez Barrera
El no rompimiento de relaciones con Cuba significó para México un acto de sensatez política y no precisamente un gesto solidario .Es cierto que se tuvo en cuenta la opinión de los mexicanos apegado, eso sí, y simpatizantes de una causa recién estrenada como era la revolución cubana.

Para poner un ejemplo de cómo la situación interna influye sobre las decisiones que se toman en materia de política exterior y para introducirnos en el tema de las relaciones entre México y Cuba, tenemos el caso de la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA), en 1962.12 Este hecho nos sirve para ejemplificar cómo el apoyo de México a la isla fue más por un interés político, que por un asunto de solidaridad con el pueblo cubano. México hizo énfasis, en aquel momento, en el principio de la autodeterminación de los pueblos y de no intervención en asuntos internos de los Estados, porque de otra forma, al interior del país los reclamos hubieran sido fuertes.13 Mario Ojeda, Alcances y Límites de la Política Exterior de México, El Colegio de México, 1984, México, p. 80-85.

El escenario se hace estimable para la conspiración y el enfrentamiento. Fue México el único país que no rompe relaciones con Cuba en los años 60’s cuando el gobierno de La Habana ya había apostado por la confrontación y la subversión en el continente. Las reuniones en La Habana de la Primera Conferencia Tricontinental y Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) dejaban claros cual sería la política del Castro comunismo para con el resto de las Américas incluyendo los Estados Unidos de América.

Se afirma que: la CIA le pidió a México que NO rompiera relaciones con Cuba y que algunos presidentes mexicanos fueron agentes de la CIA. Lo dice nada menos que el que dirigía la CIA en México: Winston Scott. Our Man in México and CIA ver: López Mateos, Díaz Ordaz and CIA

Es posible que la CIA le pidiera a México, quien sabe por qué canales, que no rompiera relaciones con Cuba para mantener una vía expedita; lo cierto es que el gobierno comunista de la Isla era el más necesitado de esta vía para que sirviera de corredor subversivo hacia Latinoamérica. Por otro lado resulta fantasioso que tantos presidentes mexicanos se prestaran para ser agentes de la CIA, aun cuando existía una colaboración entre instituciones de inteligencia mexicanas y norteamericanas. Se afirma que los expresidentes Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría colaboraron como informantes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, revelan documentos desclasificados del gobierno estadounidense. Se asegura que López Mateos ofreció Cozumel para invadir a Cuba, pero Estados Unidos pidió a México que NO rompiera relaciones. Y que colaborara para espiar a Cuba (todo el tráfico pasaría por México). Sí el tráfico pasaría por México pero en muchos sentidos, sobre todo de La Habana a otros centros de interés en Latinoamérica.

Por lo pronto una periodista cubana afirma que, “seguramente la CIA dio la orientación a México de no romper relaciones con la revolución cubana… porque la CIA sabía que eso era lo que el pueblo mexicano deseaba”.

México fue más que un corredor para la subversión y el terrorismo alentados por el gobierno de La Habana. Fue allí donde se fraguó el magnicidio de Dallas. En el documental Cita con la muerte se afirma que  La Habana utilizó a Lee Harvey Oswald para asesinar al presidente John F. Kennedy, cuyo deceso se produjo el 22 de noviembre de 1963. Wilhelm Huismann y Gus Russo, realizadores, afirman que "Oswald fue reclutado por los servicios secretos cubanos, el G-2, y recibió durante su estancia en México en septiembre de 1963 el encargo de disparar contra Kennedy". El futuro asesino viajó a México semanas antes del crimen para encontrarse con oficiales de alta jerarquía del G-2 cubano. Nuevas revelaciones sobre el asesinato de Kennedy que aparecen en los libros de Brian Latell y Robert A. Caro aportan datos sobre  las implicaciones del gobierno Castro comunista en estos eventos.

Philip Agee dice que se decepcionó de su trabajo en la CIA cuando enfrentó la realidad de la matanza de Tlatelolco. En el México de los 60’s hubo más, mucho más que ese evento represivo. En México se consolidó una posición de solidaridad para con toda la izquierda latinoamericana muy necesaria para los planes de La Habana de crear focos de tensión, movimientos desestabilizadores y guerrillas que han llegado hasta nuestros días. Siendo el único país que mantenía relaciones con Cuba  y sobre todo la comunicación con la isla; se convirtió en un centro o estación de inteligencia muy importante. Fue en la embajada cubana en Ciudad de México  donde, entre otras cosas se recibió en tres ocasiones al asesino del presidente Kennedy.

Se hizo y aún se hace uso y abuso de los sentimientos de solidaridad de amplios sectores de la sociedad mexicana, en tanto que se pretende mantener relaciones de respeto con un país al cual también se ha tratado de socavar arropando y entrenado a grupos guerrilleros.

Había y tal vez hay en México un escenario de conspiraciones donde Cuba y Estados Unidos llevan el protagonismo; queda por escribir muchas historias, quedan por descubrirse vínculos más comprometedores.