lunes, octubre 16, 2017

Alberto Roteta Dorado: Evo Morales y sus recientes erradas opiniones.


Evo Morales y sus recientes erradas opiniones.

Por Dr. Alberto Roteta Dorado
16 de octubre de 2017

Naples. Estados Unidos.-  Evo Morales, el presidente boliviano, vuelve a ser noticia por estos días. Su aspiración a un cuarto mandato de gobierno – que sería tan inconstitucional como su actual período, el tercero– ha motivado grandes acciones de protesta en Bolivia, por cuyas avenidas han marchado miles de bolivianos en su contra, así como la crítica de la comunidad internacional, algo a lo que no ha hecho caso alguno, toda vez que se mantiene con firmeza en su postura para lograr la perpetuidad en el poder, rasgo muy característico de todos los líderes regionales de tendencia socialista. Recordemos los casos de Chávez y Maduro en Venezuela, Correa en Ecuador, Ortega en Nicaragua, y como es lógico los emblemáticos hermanos Castro en Cuba. 

Pero no solo es noticia por su gestión política para gobernar Bolivia por un nuevo período a partir de 2019, sino por sus simplistas y erradas opiniones, las que junto a sus errores conceptuales, sus desacertados comentarios y su pésima dicción, lo hacen un personaje risible. 

Este domingo, 15 de octubre, expresó su inconformidad con algunos representantes de la Iglesia Católica Romana al tergiversar una opinión del presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) y obispo de la ciudad de Potosí, Monseñor Ricardo Centellas, quien se refirió a la idea de no permitir que los populismos se conviertan en dictaduras, algo que está en relación con la pretensión del Partido Movimiento Al Socialismo (MAS), de postura izquierdista que promueve el llamado Socialismo del siglo XXI en aquel país, y del cual, Morales es su líder. 

(Evo Morales)

No obstante, el confundido presidente, quiso darle otra visión – algo común dentro del populismo político– con la que pudiera desacreditar al dirigente religioso una vez que se le pueda acusar por discriminación a partir de las palabras de Morales, quien ha dicho que algunos curas no “aguantan” – tremenda expresión para ser dicha por un presidente– que los indios sean presidentes de gobierno. (Un presidente en plenitud de sus facultades hubiera dicho que los curas no toleran que los indígenas sean presidentes, y no indios porque no es lo mismo).

Sería pedirle demasiado al iletrado mandatario boliviano – y no se me mal interprete con lo de iletrado, se perfectamente que no todos pueden ser grandes intelectuales, pero también tengo muy clara la idea que si han de serlo aquellos que quieran ser presidentes, no solo de un país, sino de una institución, de un grupo, etc. – que trate de interpretar las palabras del obispo en su real dimensión. No importa si se es indígena, afrodescendiente, o caucásico, la esencia del asunto está en un no rotundo al populismo, que se extiende cual mortífera plaga para ahogar a las democracias, y lo que está ocurriendo en Bolivia es un ejemplo muy preciso en este sentido, independientemente a que su presidente sea un indígena o no. 

Pero es que Evo Morales hace solo unos días también tergiversó, ¿o no comprendió?, la determinación del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la retirada de Estados Unidos de la UNESCO. “Nuevamente E.U. le da la espalda al multilateralismo. Ahora se retira de la UNESCO. Intenta asfixiar lo que no puede controlar”. (…) “Prefiere la violencia de las armas y rehúye la paz de los pueblos”, ha afirmado Morales. 

Solo el podrá explicarnos lo que ha querido decir con asfixiar y controlar, pues por más que intento interpretar a quien va a asfixiar Donald Trump con su retirada de la UNESCO, y qué es lo que no puede controlar, no logro tener una respuesta.

Este no es el contexto para un análisis crítico respecto a la actitud de Trump, actitud que no celebro; por cuanto la UNESCO, tiene un significado trascendental al ser una organización de las Naciones Unidas con fines pacíficos encaminada a temas dentro de los campos de la Educación, la Ciencia y la Cultura, y E.U. como superpotencia debe permanecer en dicha instancia y contribuir con su apoyo incondicional justo en las circunstancias actuales.      

Sería pedirle también demasiado a Evo que trate de adentrarse en el complejo y polémico tema de los conflictos en el Medio Oriente, la unión entre E.U. e Israel, el desacuerdo del Gobierno 

Norteamericano respecto al reconocimiento de los palestinos como un estado, entre otros puntos, los que han sido determinantes para la decisión de Trump, aunque se estén manejando trivialidades como cierto anquilosamiento del organismo y su necesidad de renovación por encima del “sesgo de Israel”.
Y para poner fin a mi comentario les cuento que Morales acaba de publicar este domingo en su cuenta de Twitter: “Por la vida de Luis Almagro, por la democracia del pueblo latinoamericano, hay que dotarle de un siquiatra”. Para Morales el gobierno de Estados Unidos y sus aliados, incluyendo a Luis Almagro, secretario general de la OEA, constituyen una amenaza para la democracia del mundo, con lo que Evo reafirma, aunque sin darse cuenta de ello, su sello distintivo de populista.  

Recordemos que los líderes del populismo suelen atribuir su mala situación social a supuestas conspiraciones, ya sean internas, o sea, desde el seno de la oposición nacional, o a los intereses de fuerzas extranjeras, ya sean las grandes potencias como Estados Unidos, o determinadas organizaciones e instituciones como la ONU, la OEA, etc. 

Así las cosas, el ataque verbal de Morales a Luis Almagro está motivado por la posición de este último en defensa de la democracia del pueblo venezolano, lo que presupone su oposición al dictatorial gobierno de Nicolás Maduro, a quien el mandatario indígena apoya incondicionalmente, al extremo que ha escrito, también este domingo en su Twitter: “Deseamos mucho éxito en elecciones de gobiernos regionales en Venezuela. La democracia triunfa gracias a la Revolución Bolivariana ¡Suerte!”, con lo que demuestra la pérdida total de su raciocinio, por lo que el psiquiatra deberá ser contratado para él y no para Almagro. 

De cualquier modo, el presidente de Bolivia no cuenta para nada. Ya he afirmado en otras ocasiones que carece de la capacidad para poder distinguir entre una acción, o al menos un gesto heroico, y la complicidad de un acto criminal. Jamás saldrá de su obstinada idea socialista, aunque desconoce las verdaderas claves para la comprensión de aquello que en el orden teórico expusieron sus fundadores, y que han tergiversado sus colegas latinoamericanos populistas, que como él, se apoderaron del poder para no querer dejarlo.